21 de septiembre de 2010

Carta al Director de El Mundo por parte de Alejandro Cao de Benós

El camarada Alejandro Cao de Benós ha publicado en su blog una "Carta al Director" que envió al diario El Mundo tras los ataques que este periódico ha realizado contra Corea en las últimas fechas.

La reproducimos a continuación:

Les escribo esta carta para responder al artículo del Sr. David Jiménez, que publica en su portada del lunes 13, un artículo sobre Corea del Norte que contiene falsedades y prejuicios en vez de noticias.

Independientemente de la opinión personal del Sr. Jiménez durante su visita a Pyongyang, lo que no pueden hacer es publicar una información totalmente especulada como si de una realidad se tratara.

Acabo de comprobar en nuestra embajada de la RPD de Corea en Roma (acreditada ante España) que ni el Sr. David Jiménez como corresponsal, ni EL MUNDO, como periódico, han sido invitados a visitar el país como prensa autorizada. Esto sólo deja la siguiente opción posible: su supuesto ‘enviado especial’ ha entrado como un simple turista y se ha limitado a copiar noticias de otros medios que desconocen totalmente nuestra posición interna. Ni siquiera ha tenido la posibilidad de entrevistar a una sola persona.

Además el jueves 16 recibo un e-mail a mi atención personal, donde el Sr. Jiménez me solicita una entrevista. En ese cuestionario pregunta lo que ya han publicado como cierto en su portada.

Si su corresponsal fuera objetivo, ¿No debería haberse informado antes de escribir una novela de ficción?

Para colmo, el viernes 17 ustedes mismos publican la noticia tomada de la agencia alemana DPA (que a su vez la toma del sitio web del Presidente Jimmy Carter), que desmiente no sólo una sucesión, sino la historia principal en la que basaban su artículo.

Kim Jong Un es un total desconocido tanto para la población como las autoridades de la RPD de Corea. En 18 años de trabajo, jamás he visto su foto o leído un libro sobre él. Si existiera, nunca sería aceptado por el pueblo o el ejército. Los dos líderes lo son porque han luchado por la liberación y el socialismo con el fusil en las manos, desde su infancia, y por eso fueron reconocidos como tales.

No existe tal dinastía, nuestro Líder Kim Jong Il debe ser aprobado por votación cada 4 años en todas sus posiciones.

Necesitaría dos páginas completas de EL MUNDO (tantas como su artículo original), para desmantelar cada una de las mentiras que han publicado. Si en el futuro quieren entrevistarme, ruego lo hagan como lo hacen otros medios de comunicación españoles, antes de tirar la piedra.

Atentamente,

Alejandro Cao de Benós de Les y Pérez
Delegado Especial
Comité de Relaciones Culturales con el Extranjero
Gobierno de la RPD de Corea

18 de septiembre de 2010

Comercial de motocicletas es detenido por exportar ilegalmente a Corea del Norte

A continuación les exponemos una noticia que hace referencia a la supuesta exportación de pianos musicales a Corea del Norte por parte de un comercial japonés.

Refleja bien el bloqueo económico y comercial que sufre Corea del Norte y demuestra a los extremos que llega el capitalismo para derribar el socialismo norcoreano.

HIROSHINA (Kyodo) --
El presidente de una compañia de motocicletas de liquidación en Hiroshima fue detenido el pasado jueves por presuntamente exportar pianos a Corea del Norte violando las sanciones comerciales de Japón.

La policía de Hiroshima y Hyogo sospecha que Yutaka Oyama, de 60 años, exportó 22 pianos verticales desde Kobe a Corea del Norte a través de Dalian en China el pasado 5 de noviembre del 2008, sin tener ningún permiso del Ministerio de Economía, Comercio e Industria.

Oyama ha admitado que exportó pianos en una entrevista de Kyodo News, diciendo que "no tenía otro trabajo" en mitad de la recesión económica.

La policía registró su oficina y vivienda en abril y le confiscó artículos tales como un ordenador personal o un teléfono móvil.

Japón, en octubre del 2006, prohibió las exportanciones de bienes de lujo a Corea del Norte, incluidos los instrumentos musicales, bajo sanciones económicas destinadas a sancionar a Pyongyang por el ensayo nuclear que realizó a principios de ese mes.

Las sanciones se reforzaron en junio con la prohibición de todas las exportaciones, en respuesta a otra prueba nuclear el mes anterior y secuestros de ciudadanos japoneses por parte de Corea del Norte.

Fuente: Mainichi Japan.

(*) Pedimos disculpas por un error de traducción en la noticia.

16 de septiembre de 2010

La hambruna de Corea del Norte

La vida nocturna en la capital de Corea del Norte


La vida en Pyongyang, capital de Corea del Norte, es bulliciosa y llena de diversión, incluso a pesar de que el país esté amenazado por las acciones militares de Occidente, debido a su programa nuclear, informa Xinhua.

Gritos procedentes de montañas rusas, karaokes y tintineos de vasos de cerveza en los pubs nocturnos, dan una imagen bastante similar a la de las áreas metropolitanas de Nueva York, Tokio o Beijing. Bueno, que nadie se equivoque. Esto es lo que realmente sucede también en las noches de Pyongyang.

Aunque sin luces de neón deslumbrante, el ajetreo y el bullicio de las discotecas o barrios rojos, la vida nocturna de Pyongyang no se mantiene en silencio.

Construido en la década de 1980 en el barrio Moranbong de Pyongyang, el Parque de la Juventud Kaeson solía operar con sólo un puñado de atracciones simples y abría al público sólo durante el día y en festivos. Las autoridades han llevado a cabo una importante remodelación, gracias a la cual los turistas pueden ahora divertirse incluso por la noche, con un “saltamontes” hecho a medida en Italia, un barco pirata y una montaña rusa que está recibiendo una gran acogida por parte los visitantes.

Hay también salas de videojuegos, donde los niños disparan a platillos voladores y juegos de carreras de motos y coches.


"Más de 5.000 personas visitan el parque cada noches. Y es un buen lugar para que la gente se relaje después de un día de trabajo” declaró Kim Hyok, director del parque, según fue citado por Xinhua.

Si bien una visita al parque no es gratuita, no cuesta mucho tampoco. Un billete cuesta 21 centimos para adultos y 10 para un niño. Y cuesta unos 2,65 dólares participar en todas las instalaciones. Para los extranjeros, sin embargo, el billete cuesta un euro (1,27 dólares).

A pesar de que la electricidad es escasa en Corea del Norte, las autoridades han establecido dos cables especialmente para garantizar un servicio regular al parque.

El Karaoke - conocido popularmente en Pyongyang como "música acompañado de película» - es otro de los entretenimientos nocturnos más populares.


Incluso el líder del país, Kim Jong Il, ha apoyado la popularización de karaoke, argumentando que es una buena manera de hacer las vidas de todas las personas más ricas y variadas.

En muchos restaurantes en la capital, hay karaokes, así como música popular que se toca para placer de los clientes. Para animar las cosas, las camareras también aprenden canto y coreografía.

Los bares y pubs y las cervecerías también están llenas cuando cae la noche en Pyongyang. Las barras están llenas de risas, aplausos, y el aroma de la cerveza casera sabrosa.

La casa cervecera Qingxing, el mayor bar de Pyongyang, abrió sus puertas en abril de este año con una capacidad de 1.000 personas. Mientras que los jubilados y amas de casa se dejan ver durante el día, funcionarios gubernamentales, funcionarios públicos y los trabajadores llegan después de horas de oficina.

Curiosamente, la barra y las mesas no tienen sillas, por lo que los clientes toman la cerveza de pie, mientras los camareros sirven bebidas en los carros. Durante el verano, este pub recibe entre 3.500 y 4.000 clientes por día.

Mientras tanto, en un intento por atraer a más mujeres, la Cervecería Taedonggang, que produce cerveza en un surburbio de Pothonggang, en Pyongyang, está preparando una cerveza de sabor afrutado.

Fuente: Sify News.

Noticias de la RPD de Corea (15-9-2010)

Noticias del día 15 de septiembre del 2010:

Fuente: Agencia Central de Noticias de la RPDC (KCNA).

8 de septiembre de 2010

Decimoquinta Crónica de “Un Viaje a Corea”, por Juan Nogueira

Decimoquinta Crónica de “Un Viaje a Corea”
- Último día en Corea -

Juan Nogueira López
para el blog
“Corea Socialista”
(Descargar en PDF)

Los romanos, los griegos y otras civilizaciones antiguas solían considerar a los extranjeros, especialmente a los de las tribus nómadas, como bárbaros, como salvajes. En aquella época, una diferencia básica era el idioma, por lo que era hasta cierto punto frecuente que se calificase a otras lenguas como salvajes.

Estoy seguro de que no existen lenguas salvajes, pero también tengo claro que sí que existen formas salvajes de hablar una lengua. Cada vez que entro en el comedor del Hotel Koryo me reitero en esta idea.

Me explico. Estos últimos días, en el comedor, la nacionalidad dominante son los japoneses, silenciosos y amantes de la formalidad. Tras el país del sol naciente, los coreanos son los más numerosos, entre camareros y clientes. Obviamente, ellos no molestan.

Después hay un reducido número de rusos, calladitos y con su pin de Kim Il Sung. Además del líder, han heredado el protocolo coreano.

Finalmente, hay cuatro chinos que cenan en mi mismo comedor. Dos son jóvenes y están occidentalizados. Visten como europeos y la mayoría de veces se les puede ver jugando al billar y similares.

Pero además, hay dos chinos adultos, que son el perfecto ejemplo de hablar de forma salvaje una lengua. Sus estancias en el comedor son un extraño concierto de eructos, gruñidos y gritos -que es el tono en el que suelen hablar. La verdad es que admiro que no tengan reparos en hacer las cosas como les apetece en cada momento: cuando quieren, comen con las manos; fuman, aunque esté prohibido en el comedor y les dicen de todo a las camareras cuando no les gusta la comida.

Ojala fuese capaz yo de haber dicho “no” con semejante firmeza y valentía cuando me inundaban los platos con fritanga variada. Lamentablemente, fui un ser timorato ante la cara de “no me torees” del contubernio gastronómico.

En fin. Tras el concierto matutino, visitamos una Granja Frutícola cercana a Pyongyang, aunque no recuerdo el nombre. Era simplemente enorme, aunque impresionaba más por lo intensivo de las plantaciones que por la extensión.

Los planes de construcción de esta enorme plantación de manzanos, comenzaron en 2004. Las obras incluyeron la nivelación del terreno, el cultivo de los manzanos, construcción de apartamentos, instituciones educativas, una clínica, edificios culturales, carretera, etc.

Se han terminado ya las dos primeras fases de la construcción. La primera de ellas terminó hace un año y la segunda en junio de este año. La producción de manzanas ya se está distribuyendo por todo el país, aunque el año en el que comenzará a operar a pleno rendimiento será -no es una sorpresa- 2012. Ese año, la producción abastecerá a todo el país.

Actualmente, 800 campesinos trabajan ya en la granja y su número ascenderá a 2000 dentro de dos años. Hay 1000 apartamentos construidos.

Todo el trabajo ha recaído sobre el Ejército Popular de Corea y la granja no es cooperativa, sino “propiedad de todo el pueblo” (es decir, estatal).

Por la tarde, concerté un encuentro con mis cuatro profesores de la Asociación Coreana de Científicos Sociales, aunque sólo tres pudieron venir al encuentro. Les hice una entrevista filmada para publicar en medios alternativos y de izquierdas en el Estado Español. Creo que elegí bien las preguntas, ya que las respuestas fueron amplias e interesantes.

En realidad, fiel a mi estilo, había preparado 37 preguntas, pero tuve que seleccionar las 12 más representativas para que saliese algo abarcable en términos de tiempo y paciencia.

La última de ellas fue quizás la más peliaguda: por qué existe un sentimiento tan fuerte hacia los líderes en Corea y si existe el “culto a la personalidad”.

En realidad, cualquiera que escuche con atención las explicaciones que dan en Corea sobre el desarrollo del país, llega a la conclusión de que -como mínimo- Kim Il Sung y Kim Jong Il son tremendamente polifacéticos. Sé que a mi amigo Joseph le gustará que emplee este adjetivo.

Pero realmente tiene sentido emplearlo. Kim Il Sung no sólo dirigió la guerrilla, lideró al pueblo coreano en su Guerra de Liberación contra Estados Unidos y fue el primer dirigente que construyó el socialismo en Corea. Además compuso canciones y escribió obras de teatro -patrióticas y de lucha, durante la época guerrillera-, conoce sobre arquitectura, arte militar y agricultura y aconsejó a los coreanos sobre cuestiones de todo tipo para mejorar su vida.

Kim Jong Il es autor de libros sobre ópera, cine, música y literatura, además de ser dirigente político. Cualquiera que lea sus textos políticos y sus textos sobre arte, sabe que proceden de la misma pluma.

Por la noche, Alejandro Cao de Benos me invitó a cenar con la delegación de la Asociación de Amistad con Corea (KFA, por sus siglas en inglés). Fuimos al restaurante italiano del barrio de Kwanbok.

Está bien decorado, el servicio es bueno y la comida excelente. El personal de cocina estudió en Italia, pero los ingredientes de toda la comida son coreanos. Aún así, el sabor es auténticamente italiano.

Por supuesto, no me resistí a pedir una pizza, aunque la que me trajeron era quizás demasiado grande. Aún así, quedé muy satisfecho.

Por supuesto, Alejandro y yo estuvimos hablando un buen rato. La verdad es que yo estaba intrigado por cuántas veces viene a Corea a lo largo del año. Como mínimo cinco, me dijo, aunque depende de las delegaciones que consiga organizar.

La de agosto estaba compuesta por tres checos, dos alemanes, un canadiense, dos chicos de Bahrein y el propio Alejandro. En general, bastante agradables y reinaba el buen rollo.

Hay camaradas coreanos trabajando con la KFA. Uno de ellos, Son Dongji, me cayó especialmente bien. Habla un inglés más que decente, es joven, trabajador y se sabe manejar políticamente.

En fin, a lo que voy: le pregunté a Alejandro por sus impresiones sobre el desarrollo económico de Corea. Como me esperaba, son muy positivas.

Según me explicó, ha visitado Corea prácticamente cada dos meses y en cada visita hay novedades y avances. Especialmente, en la industria ligera.

Por ejemplo, ahora mismo se ha conseguido cubrir con la producción nacional todas las necesidades de higiene personal (champúes, dentífricos, papel higiénico,...), con bienes de calidad elevada. Hace años, la calidad era mediocre y hasta hace poco, había que importar buena parte de los bienes. Por supuesto, que no se importen sirve para abaratar tremendamente el precio en las tiendas.

Cada vez hay más variedad en la alimentación. Los frutos secos, que hasta hace poco se importaban desde China, se cubren enteramente por el agro norcoreano. Los refrescos -algunos de los cuales pude probar- son ya únicamente norcoreanos. Que nadie se llame a engaño, no estamos hablando de productos de baja calidad: los refrescos -tanto en diseño, presentación como en sabor- son como mínimo tan buenos como sus equivalentes occidentales. No sé si en Corea los refrescos son capaces de desatascar tuberías, pero por lo demás, son serios rivales para la Coca Cola -que, por cierto, brilla por su ausencia en Corea.

La fruta aún tiene cierta dependencia del sector externo, pero la granja frutícola, que avanza a marchas forzadas, está consiguiendo reducir las importaciones mucho.

A principios de año, había cinco grandes centrales hidroeléctricas en construcción, de las cuáles ya se han inaugurado dos. Presumiblemente, cuando se termine la quinta, se asegurará el suministro eléctrico con la producción nacional únicamente.

Y como esto, un largo etcétera.

Estos últimos días, he podido comprobar hasta qué punto está centralizada la administración económica en Corea. Durante los primeros días, pude ver los campos perfectamente cultivados y los campesinos dedicándose a tareas comunitarias.

Pues bien, no sé exactamente qué día comenzó, pero de repente, en todos los campos de maíz, ha comenzado la recolección. El ritmo de la recogida es muy rápido y, probablemente, en una semana no habrá maíz creciendo en el agro norcoreano.

La verdad es que, como he mencionado en varias ocasiones, el esfuerzo, la planificación y la organización estricta de la economía es una característica muy propia de este país. Con ello, han logrado, según la FAO, el mayor rendimiento por hectárea en el cultivo de arroz (en 1984) y patata (recientemente) de todos los países. Es un hito para un país bloqueado, con escasa superficie cultivable, malas condiciones climáticas y que no pertenece al llamado “primer mundo”.

Este año, Corea ha sufrido desastres naturales que han afectado a las cosechas de la zona oriental. No he estado en esa área, aunque según leí en la prensa norcoreana, se ha movilizado al campesinado para quitar el fango y recuperar el máximo posible. Las últimas noticias relativas al proceso de recuperación decían que ya se había conseguido recuperar más de un tercio de esas cosechas.

En cualquier caso, es una suerte que los desastres hayan afectado únicamente a la zona oriental, ya que el granero de Corea del Norte está en la zona del sur-occidental.

Mañana vuelvo a China... ¡Una pena!


Juan Nogueira López


Si lo desea, puede descargar la crónica en PDF pulsando aquí.

Noticias de la RPD de Corea (7-9-2010)

Noticias del día 7 de septiembre del 2010:

7 de septiembre de 2010

Decimocuarta Crónica de “Un Viaje a Corea”, por Juan Nogueira

Decimocuarta Crónica de “Un Viaje a Corea”
- Penúltimo día en Corea -

Juan Nogueira López
para el blog
“Corea Socialista”
(Descargar en PDF)

Esta noche he vuelto a dormir mal. El Pokka de por la noche con George me quitó el sueño. No sólo eso, varias veces me desperté en malas posturas.

Efectivamente, ayer me tomé algo con George a modo de despedida, ya que hoy se volvía a Estados Unidos. Estuvimos hablando de varios temas, aunque especialmente me habló de las dos familias americanas que estaban en Corea.

En el caso de la familia en la que el padre es coreano, han traído a su hijo, de trece años, pero no de forma inocente. Por lo visto, han avisado a la prensa surcoreana y estadounidense de que van a verse con Kim Jong Il para entregarle una carta sobre los niños del mundo. Quieren que quién se la entregue sea su hijo, que también habla coreano.

Por supuesto, todos estos días han tratado infructuosamente de concertar esa cita. La verdad es que tiene su punto divertido. Yo he vivido durante un tiempo en Inglatera, aunque jamás se me ocurrió tomar el té de las cinco con la Reina Isabel y contarle mis ideas sobre la discriminación de la mujer. No sé, llamadme raro, pero creo que ella no me comprendería.

Cuando me dijeron que venían en una misión altruista, debí suponer que se referían a alguna cosa de este tipo.

La otra familia quiere abrir una Iglesia en Corea. No sé si son evangelistas o algo así, pero son muy religiosos. Cuando dijeron Alabama, también debí de suponerlo.

El padre de la familia tiene pensado volver con el “tío Bill” en un par de meses, para persistir en la misión de evangelizar Corea del Norte.

Estoy tratando de ser todo lo correcto y aséptico posible sobre este asunto, pero ahora quiero dar mi opinión sin ironizar. ¿Por qué los americanos siempre creen que son ellos quienes tienen que ayudar a los demás? ¿Por qué creen que les necesitamos, que tienen algo que aportarnos que no tengamos ya?

No digo en ningún caso que a quienes me encontré trajesen malas intenciones a propósito. Pero siempre tienen el mismo deje: aquí venimos nosotros, no a aprender de otros o a conocer otras realidades, sino a enseñaros y extender nuestra forma de ver el mundo.

En fin. A las nueve partimos hacia Sariwon, una ciudad al sur de Pyongyang, en la que viven exactamente 307.764 personas (sí, me he hecho con el censo norcoreano).

La ciudad está en buen estado y es bonita. Lo más impresionante es la zona conocida como “folklórica”. Es todo un barrio que ha sido reconstruido recientemente con estilo arquitectónico tradicional coreano. Además, las fachadas de los edificios van narrando toda la historia de Corea con murales.

La construcción de esta área ha llevado casi tres años. Cuenta con varios estanques amplios, por las que pasa el agua del río de la ciudad. Por eso, es fácil ver bastantes peces y a gente pescando, especialmente niños.

Otra zona tiene mesas e instalaciones de tipo tradicional, preparadas para jugar al ajedrez y a otros juegos de mesa. La zona folklórica se extiende hasta una colina cercana donde hay un pabellón colgante que sirve de mirador de la ciudad.

Es curioso que todavía haya propagandistas de alguna caverna de la Guerra Fría, que sigan diciendo que en Corea los visitantes no vemos la realidad, porque nos enseñan lo que quieren que veamos. Es curioso en muchos aspectos. El más obvio es que, si en la mayoría de ciudades hay miradores desde los que se puede ver todo, no es fácil que nos oculten la realidad. En Pyongyang, varios hoteles tienen miradores en el último piso y la Torre de la Idea Juche tiene 160 metros de altura.

Por lo demás, así como quien no quiere la cosa, ya he estado en tres fábricas norcoreanas, en varias escuelas, granjas, universidades, parques, guarderías, bibliotecas, museos,... etc. En Corea hay más de 4.000 institutos de secundaria y supongo que los que he visitado son algunos de los más modernos, pero es que si yo tuviese que guiar a alguien por España, no le llevaría a ver el instituto Carreño Miranda de Avilés, sino probablemente alguno de Madrid. Lo cual no quiere decir que la situación vaya a ser radicalmente distinta y menos en el caso de Corea, donde la igualdad es un objetivo declarado del Estado.

En la retórica del anti-comunista oficial está que al extranjero le enseñan un escaparate, pero que no representa la realidad del país. Sinceramente, quién crea que Corea actúa pensando en el extranjero, no conoce este país. No saldría rentable tener instalaciones escaparate, sabiendo el escaso número de turistas que vienen al año.

No le dedicaré más tiempo a este asunto. Cerca de Sariwon está la Granja de Migok, en la que viven y trabajan 3.000 campesinos. Es una granja agrícola donde se cultiva fundamentalmente el arroz y, en menor medida, algunas hortalizas.

Las casas están bien y hay de 3 tipos, en función del tamaño de la familia.

Cuentan con maquinaria moderna, incluyendo máquinas para desyerbar, replantar el arroz, camiones y tractores. La relación de tractores por cada 100 hectáreas es de 4,4 -el cálculo es mío, en función de los datos que obtuve y que me facilitaron. Esta cifra es similar a la que existe hoy día en España y es similar al nivel de mecanización que alcanzó Corea del Norte en los años 70. Posteriormente, en los 80, el nivel subió hasta la increíble cifra de 7 tractores por cada 100 hectáreas, uno de los niveles de mecanización más elevados del mundo. En cualquier caso, no hay que tener en cuenta únicamente la estadística pura, porque éstas no recogen el cambio tecnológico en los tractores, que tienen hoy día más capacidad de transporte y tiro que hace 35 años.

El rendimiento por hectárea, de hecho, vuelve a ser similar al de de 1984, cuando se superaban las 10 toneladas: entonces un record mundial. Es la representación en cifras de una impresión que yo ya tenía: la agricultura norcoreana es tremendamente eficiente. Eficiente no quiere decir eficaz, ya que lo que se consigue aún no es suficiente para la plena autosuficiencia. Pero el gran problema es el eterno condicionante de Corea: la geografía y el clima. Es decir, que apenas hay terrenos cultivables (un 18% de la superficie total) y que en algunas zonas los días de heladas a lo largo del año superan los 200.

Por lo tanto, a día de hoy se consiguen en Migok -y probablemente, en más granjas- rendimientos por hectárea similares a los de los años 80, en los que existía la autosuficiencia alimentaria. El mérito es enorme, ya que ahora se realiza con una menor mecanización -debido al ahorro impuesto por la escasez de petróleo- y primando el abono orgánico antes que el fertilizante químico. El problema es que este rendimiento por hectárea, si bien era suficiente entonces, ahora tiene que abastecer a una población con 6 millones de habitantes más.

La granja, como todas, cuenta con un museo histórico. Además, pudimos ver un aspecto interesante: trabajadores de la ciudad ayudando a los campesinos a cultivar las hortalizas.

Fuimos a comer al Monte Jongbang, en el que nunca había estado. Las vistas son muy bonitas y tiene zonas de picnics. Según Kimsito, muchas familias y jóvenes coreanos salen los domingos a hacer picnics a las montañas. Nos encontramos a varios con barbacoas, preparándose comidas que tenían un aspecto delicioso. Varios de ellos nos invitaron, aunque nosotros ya habíamos comido.

Era curioso ver que varias de estas familias tenían algún miembro en el ejército y habían dejado su chaqueta y su gorra encima de las bicicletas.

Por la tarde visitamos la Tumba de Tombyong, fundador del antiguo Reino de Koguryo, en el 277 a.C. De aquella, el Reino de Koguryo abarcaba prácticamente toda la actual Corea del norte y una parte de Manchuria, en China.

En el 427 d.C., seis siglos después de la fundación del reino, la capital fue trasladada a Pyongyang y la tumba del fundador pasó de Jian (China) a Ryongsan, a 25 km de la capital. Este es su actual emplazamiento, que ha sido restaurado en 1993, es decir, 2291 años después del nacimiento del Rey de Koguryo.

Cualquiera se preguntará por qué se le da importancia a un reino antiguo que, fuera de Oriente, no ha trascendido tanto como otras grandes civilizaciones. Pues bien, la historia en Corea tiene mucha importancia e, incluso, actualidad.

Tienen actualidad porque cada parte de Corea tiene su propia versión de la historia del país. Esto tiene lógica a partir de 1945, cuando comienzan a formarse los dos estados. Sin embargo, las diferencias vienen de antes.

En Corea hubo un periodo medieval conocido como los Tres Reinos, en el que el territorio estaba dividido entre tres dinastías. De forma sorprendente, uno contaba con muchos recursos, era rico, pero su corte era corrupta y estaba dominada por fuerzas extranjeras. Otro de ellos, en cambio, era una sociedad espartana, sus habitantes eran patriotas abnegados que defendían su territorio al precio de su vida y no se dejaban corromper por las riquezas de sus vecinos.

Para quién aún no se haya dado cuenta de qué va la película, cada parte de Corea se identifica y reivindica a uno de esos reinos y en sus versiones de la historia, salen extrañamente bien parados los reyes y ciudadanos de la época.

Pero el punto más conflictivo de la historia coreana es el origen. Corea del Norte argumenta que el hilo histórico de Corea arranca con la cultura Taedonggang, en los alrededores de Pyongyang, donde se han encontrado numerosas reliquias de vida civilizada. Corea del Sur dice que eso son tribus sin demasiada importancia y que la auténtica nación coreana aparece en la parte sur. Hasta aquí podría parecer la típica peleílla que hay en todas las familias. ¡Nada de eso! La diferencia histórica entre los primeros restos hallados de la cultura Taeddongang y los del primer reino en el sur de Corea son de más de dos mil años.

Sin embargo, el argumento surcoreano tiene un déficit serio: ninguna tribu sin importancia tuvo un rey reconocido por otras civilizaciones de la época. Y en el caso de la cultura Taedonggang, el rey Tangún aparece en las crónicas históricas chinas. Ante esto, Corea del Sur se posiciona junto al imperialismo japonés, que cuando invadió Corea argumentó que Corea no tenía una auténtica historia nacional y que la existencia de Tangún era un mito como el de Rómulo y Remo.

Bueno, pues para completar esta guerra histórica, Corea del Norte decidió renovar la tumba del Rey Tangún, al sur de Pyongyang, y construir una de los mayores complejos fúnebres que probablemente existen en el mundo, fuera de Egipto.

A mi vuelta a Pyongyang, paramos junto al Monumento a las Tres Cartas para la Reunificación. Fue construido en 2001 en el primer aniversario de la resolución conjunta entre Corea del Norte y Corea del Sur del 15 de junio.

Tiene 30 metros de altura y 61 de ancho y bajo él pasa la autopista desde Pyongyang hacia el sur de Corea. Está construido de granito y mármol y son dos figuras femeninas iguales que sostienen la Península Coreana. Representa que la unidad se conseguirá sobre la base de los esfuerzos iguales de las dos partes de Corea.

Las tres cartas para la Reunificación son las principales propuestas que ha hecho el norte para superar la actual división del país.

Tras esta visita, hemos vuelto al hotel. Entre el sueño y el agobiante calor de hoy, he llegado completamente agotado.

En la televisión estaban echando varios reportajes sobre distintos sectores económicos. Vi uno sobre la minería, otro sobre una obra de construcción de lo que parecía una obra de irrigación y otro sobre la ciencia.

Entre unos reportajes y otros, se intercalaban pequeños clips con consignas e imágenes políticas. De vez en cuando también ponían algún videoclip con canciones.

En Corea, la prensa es un instrumento más de la construcción socialista. Esto no atenta contra el hecho de que la información que den sea veraz, como otro día me referí, pero sí parten de la premisa de que el socialismo es una construcción social objetivamente positiva para una mayoría social y que, además, deben cumplir un papel formando y concienciando a la población.

Esto sucede de igual manera en el capitalismo, con la salvedad de que en vez de reconocerlo, se escudan bajo la falsedad de que son “prensa libre”. La llamada prensa libre en los países occidentales son propiedad, con escasísimas excepciones, de grandes corporaciones capitalistas, la mayoría de las cuales, además, participan en otras corporaciones. Además, la prensa “libre” se financia, fundamentalmente, de la publicidad, que tiene dos orígenes básicos: las administraciones públicas (es decir, el gobierno) y los grandes anunciantes (es decir, los “ricos”).

¿Resultado? La “prensa libre” es la más sectaria, manipuladora y reaccionaria de todas las prensas. Defienden a capa y espada el capitalismo, la explotación del Tercer Mundo a manos de empresas españolas y la orientación del aliado político de la corporación.

En Corea, por el contrario, la prensa no se supone “libre”. Al revés, es un instrumento parcial y consciente para construir -precisamente- una sociedad libre y que asegure los intereses de las grandes mayorías.

Es falso que en Corea sólo exista un periódico. Al contrario, existen muchos más de los que pueda haber en la mayoría de países. Entre nacionales y locales, diariamente salen más de 40. Pero es que además, las granjas, fábricas y universidades tienen sus propios diarios, en los que escriben los trabajadores y estudiantes. De esta manera, el número asciende a 480.

El segundo argumento falso es ese de “ya, ya, pero están controlados por los comunistas”. Anteriormente me he referido al papel consciente que juegan estos periódicos en la construcción socialista. Pero además, un aspecto importante es que los diarios no ocultan su afiliación.

Es decir, no es que las opiniones de un diario estén influenciadas por el Partido del Trabajo, sino que el Partido del Trabajo tiene su propio órgano, como también lo tiene el Partido Socialdemócrata, el Partido Chondoísta, el Gobierno de la República, la Liga de la Juventud Socialista, la Federación de Sindicatos,... etc. Es decir, los órganos de prensa dependen de alguna institución del país.

¿Se pueden crear órganos de prensa que sean no afiliados, de una cooperativa de periodistas? Sí y de hecho, uno de los principales diarios, no tiene afiliación.

En cualquier caso, el diario que más ejemplares vende es el del Partido del Trabajo, el “Rodong Sinmun” (Periódico de los Trabajadores), con una tirada superior al millón y medio.

Los coreanos y coreanas adoran leer. En cualquier parque, en cualquier biblioteca, por las ventanas de las casas, en las zonas rurales,... ves personas con un libro o un periódico entre manos.

Mañana es mi último día en este pequeño país, con esta gran revolución. ¡Voy a aprovechar las últimas horas!


Juan Nogueira López


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En abril pasado fue inaugurada una biblioteca electrónica en la Universidad Kim Il Sung

Este centro, dotado con últimos logros científicos, consta de varios halles de lectura y decenas de salas incluyendo las de enseñanza de computadores, las de clases remotas, las de lectura por multimedia e Internet, aula polivalente, oficina para intercambio académico, sala de técnica informática, etc.

La base de datos está llena de libros y revistas de ciencias sociales y naturales, tanto nacionales como extranjeros, materias de tesis y patentes, así como programas y datos de imágenes móviles incluyendo las películas científicas y programas especiales sobre éxitos de ciencias y tecnologías.

Todos los servicios, por ejemplo, el registro de catálogos, lectura de libros y datos, lecciones y el control de lectores se realizan por la red de computadoras. La biblioteca reúne condiciones ideales tanto para estudios e investigaciones como para realizar intercambios académicos y conferencias científicas y exposiciones de tesis a nivel internacional.

En locales de lectura por multimedia y la sala de intercambio académico, se han instalado un sistema de sonidos tridimensionales, los equipos y la red inalámbrica para la conversación directa con instituciones científicas y educaciones de otros países.

En el aula polivalente se ha instalado un proyector y una gran pantalla entre otros distintos equipos electrónicos, y valiéndose de dos grandes monitores instalados en la parte delantera se puede analizar integral y concentradamente el intercambio académico y los científicos y técnicos al mismo tiempo.

En la sala de clases remotas todo el proceso de clases se edita con imágenes móviles y de inmediato se transmite por la red del Internet a todas las facultades e institutos investigativos de la misma universidad e instituciones científicas y educacionales y lectores de todo el país, quienes pueden recibir lecciones en vivo o con casetes profundizando estudios de las asignaturas que quieren.

Asimismo, para asegurar la comodidad de lectores hay un local de servicios electrónicos, una sala de debate y otra de lectura para profesores viejos.

Gracias a esos servicios electrónicos que proporcionan informaciones rápida y correctamente se observan mayores éxitos que antes, en los estudios e investigaciones científicas.

Al edificio de la biblioteca de 5 pisos, se le han aplicado variados elementos plásticos y artísticos conforme a las exigencias estéticas de la arquitectura.

Desde el segundo piso hasta el cuarto el hall central no tiene entrepisos dando una impresión agradable, y en sus alrededores están distribuidos halles y cuartos, de modo simétrico. Todos los elementos arquitectónicos incluyendo las columnas redondas y los adornos de paredes y el alumbrado tienen sus peculiaridades.

Esta biblioteca está unida por un pasillo de ciento y tantos metros, con otra, ya existente, que se llama con la palabra “Ciencia”, para la facilidad de lectores.

La biblioteca electrónica tiene muchas visitas entre profesores, investigadores y estudiantes.

El estudiante del quinto grado de la Facultad de Física Kim Ju Hyon dijo: “La época de la industria informática donde vivimos nos llama a escalar la punta de ciencias y técnicas. Conquistarla es mi meta y aspiración. Durante mi carrera, adquiriría muchos conocimientos con miras a formarme como talento y un inventor, un científico de categoría mundial, que sirve efectivamente a la construcción de una gran potencia próspera.”

Noticias de la RPD de Corea (6-9-2010)

Noticias del día 9 de septiembre del 2010:

Fuente: Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA).

6 de septiembre de 2010

Decimotercera Crónica de “Un Viaje a Corea”, por Juan Nogueira

Decimotercera Crónica de “Un Viaje a Corea”
- Duodécimo día en Corea -

Juan Nogueira López
para el blog
“Corea Socialista”
(Descargar en PDF)

En Corea no se celebra la Navidad. No es nada sorprendente: son un país de tradición confuciana y budista, no cristiana. Además, el Estado es laico y las festividades están ligadas, generalmente, a fechas revolucionarias como el día de la Liberación de Corea o el Día del Trabajador.

Sin embargo, creo que en realidad, en Corea hay un motivo mucho más fuerte para no celebrar la Navidad: ¿por qué poner los árboles de plástico y la decoración hortera un mes, si la puedes poner todo el año? ¡En serio! Es increíble la cantidad de plantas artificiales, lucecitas, bolas y telas que decoran los interiores en Corea. Si me hubiese dedicado a grabarlos, ahora mismo no tendría espacio en el ordenador para esta crónica.

En fin, como estaba programado, hoy he tenido mi última clase y en este caso la temática ha sido sobre el papel que juega la juventud bajo el capitalismo y en los procesos revolucionarios. La profesora me puso ejemplos de cómo durante la Segunda Guerra Mundial, 35'000 jóvenes recibieron en la Unión Soviética conmemoraciones por su osadía y sacrificio. También en la lucha revolucionaria china -el movimiento del 4 de mayo, en concreto- la juventud fue la vanguardia.

Y, como no, especialmente en Corea, los jóvenes tuvieron un papel destacado en la lucha. De hecho, los comunistas adultos se dedicaron durante mucho tiempo a luchar entre ellos por el liderazgo dentro del partido, pero con una escasa influencia de masas. Fue la juventud comunista la que tomó las armas y derramó su sangre en las montañas de Corea en la lucha por expulsar a Japón de la Península. Los comandantes guerrilleros de entonces apenas sobrepasaban los veinte años.

Me caracterizaron aquellos rasgos que suelen poseer los jóvenes y cuáles hay que potenciar y de qué formas. También me explicaron que cualquier Revolución asegura su futuro en función de la importancia que le dé a la juventud. Con la juventud no cabe ser neutro, o se la educa para que sea libre y para que tenga criterio -es decir, se le dan conocimientos científicos sobre la naturaleza y la sociedad- y esto implica educarla como revolucionarios, o se pierde a la juventud, que caerá en el consumismo y el hedonismo.

Me estuvieron ampliando mucho este tipo de ideas, pero no creo que sea oportuno extenderme. Lo que sí me sorprendió fue el alto nivel de la profesora, miembro del partido y con enorme fluidez en el inglés. Estuvimos hablando un buen rato tras la clase y me dijo algo que suelen repetir los coreanos: no nos copiéis. “Estudiar nuestras experiencias, nuestras ideas y nuestro socialismo, pero no lo copiéis porque probablemente no sea útil en España. La Revolución en España no puede ser una copia ni de la de Cuba, ni de la soviética, ni de Corea. Tiene que ser una Revolución adecuada a vuestras condiciones y vuestra realidad, donde toméis lo mejor y lo que os sea útil de otros, pero sin seguidismos. Estudiad y aprended de nosotros, pero con espíritu crítico.” Suena bien, ¿no?

Cambiando de tema, un asunto del que no he hablado es que he conocido a las parejas de mis guías. Hoy he conocido a Kim Mung Ju, la compañera de Kimsito. Ella prefiere que la llamen Perla, que es lo que quiere decir su nombre. Habla un castellano perfecto, con cierto acento de Perú, donde vivió tres años.

Es profesora en la Universidad de Lenguas Extranjeras, aunque de vez en cuando trabaja como traductora. Es joven y muy atractiva.

El compañero de Kimsita tiene 33 años y es bastante moreno de piel. Habla también un muy buen castellano y trabaja en Radio Pyongyang, en su versión en castellano. También ha sido locutor de varios documentales en castellano.

Estuvo viviendo en Angola, como traductor de los asesores norcoreanos en varias industrias del país, ya que también domina el portugués. El momento culmen llegó cuando me propuso que trabajara en Pyongyang como corrector de los textos que traducen al castellano. Yo les dije que quizás más adelante, cuando finalice mi periodo de Secretario General.

Llegó la hora de la comida y una batalla culinaria. Sólo comentaré una cosa. El arroz coreano es el alimento que más se parece al agua: no tiene olor ni tampoco sabor. Sí tiene color: blanco, aunque corren rumores de que en 2012 también conseguirán una versión definitivamente transparente. Ahora en serio, es posible preparar arroz blanco sin ajo ni sal, pero nunca imaginé que un país entero pudiese prepararlo a propósito así y considerarlo como una delicia.

Por la tarde visitamos la fábrica de cables de Pyongyang. Es la única de todo el país en esta materia y la más grande y moderna del mundo, según me explicó su director. Cuenta con 1200 trabajadores, repartidos en seis plantas.

Producen cables eléctricos, cables de fibra óptica, así como todo tipo de productos de plástico y algunos conductores. Me extrañó ver artículos a base de plástico, ya que es un derivado del petróleo, del que Corea carece. Cuando pregunté sobre este asunto me explicaron que se fabrican a través de resinas que abundan en el país, por lo que la producción es “jucheana”.

Había algunas máquinas algo más antiguas pero en perfecto estado, que tenían impreso “Ernest Thälmann, DDR”. En otras palabras, maquinaria importada de Alemania Oriental.

De hecho, según me explicó el director, la fábrica abrió en 1958 y se construyó con ayuda de los países socialistas. Sin embargo, desde hace décadas, funciona con tecnología, cuadros y materiales exclusivamente coreanos.

Como todas las fábricas del país, es un recinto amplio donde abunda la propaganda política, donde se expone públicamente las fotografías de los obreros modelo y también la puntuación diaria alcanzada en función de la cantidad y calidad producida. En función de los puntos, se da mayor o menor remuneración al final del mes.

En la fábrica, como en todas, también hay un museo narrando la historia. En ella hay diversas condecoraciones que ha obtenido por su aportación a la economía nacional.

La compañía cuenta con su propio equipo artístico y zonas de recreo dentro del propio recinto, que se encuentra dentro de la ciudad de Pyongyang.

Me sorprendió encontrarme niños dentro del recinto de la fábrica. La verdad es que no sé cómo desde el imperialismo aún no han aprovechado para manipular este asunto y decir que en Corea existe explotación infantil.

Pues bien, la presencia de niños en el recinto de esta empresa -y de cualquier otra- se debe a que toda fábrica cuenta con su propia guardería, donde los padres pueden dejar a sus pequeños mientras trabajan. En los descansos, a la hora de la comida o al irse a casa, los padres pueden recoger a sus hijos y compartir con ellos unos momentos.

A las 4, tenía entradas para ver a la Orquesta Sinfónica Estatal. Su sede es un edifico antiguo, construido al poco de triunfar la Revolución, en una de las verdes colinas de Pyongyang. El edificio fue restaurado en 2007, es de mármol blanco y tiene una preciosa escalinata y una fuente.

Dentro, la acústica perfecta y las instalaciones son modernas. La orquesta es de una calidad impresionante, a un nivel que pocas en el mundo pueden superar.

El repertorio se compuso básicamente de composiciones coreanas, revolucionarias y de estilo tradicional. También música clásica europea y música soviética. La última canción estaba dedicada a Kim Jong Il. Cuando la canción estaba finalizando, los músicos se pusieron en pie y gritaron una consigna de apoyo a su líder. El teatro entero rompió en aplausos, incluso sin haber terminado la canción. Narro esta anécdota porque, a pesar de lo incomprensible que resulte para el público occidental, este tipo de sentimientos son genuinos y están muy presentes en Corea.

No sólo eso, cuando estuve en la cervecería, así como antes de que empezara hoy el concierto y en otros momentos, no es raro escuchar a norcoreanos hablando sobre “Uri Changunin” o “Kim Jong Il dongji” (formas cariñosas y respetuosas de referirse a Kim Jong Il), así como “Juche sasan” o “Songun tchonchi” y otras claves políticas del país. Para ellos, su realidad socialista es algo muy real y que tienen muy presente.

Incluso una de las canciones que los norcoreanos bailaban y cantaban en la playa, tocada por un bañista cualquiera con su acordeón, estaba dedicada al Partido del Trabajo de Corea.

Volviendo a la Orquesta Sinfónica Estatal, me llamó bastante la atención cómo había varios directores que se iban turnando en función de la canción. En total eran tres, una de las cuales era mujer.

Cuando terminó el concierto, volvimos al Hotel Koryo. En realidad, yo tenía poco tiempo, ya que a las seis tuve una reunión en otra zona de la ciudad. Pero aproveché para ir a uno de los bares del hotel a comprar Pokka. Para variar, la camarera tuvo problemas para tener dinero suelto con que darme la vuelta.

El Hotel Koryo casi podría llamarse Complejo Hostelero y Hotelero, ya que tiene más cafeterías que ningún otro hotel que conozca.

En la planta baja, hay una tetería grande, donde dan helados de frutas inmensos -servidos en copa de cristal- y a precios bastante razonables. El té verde coreano es bastante aceptable.

Además, hay una cervecería que sirven cañas, con cerveza que se fabrica en el propio hotel. Tienen rubia y tostada. Sólo he probado la primera y su sabor me recuerda a la Budweiser, aunque más rica y más fuerte.

Por último, en la planta baja también hay una tienda de souvenirs, donde se pueden adquirir bebidas y comida.

En la planta -1 hay un karaoke y la cafetería de la piscina, donde se puede jugar al billar.

Más billares hay en la planta 3, en una bar donde las camareras tienen la feliz costumbre de no estar en la barra nunca. La mayoría de las veces están riéndose y hablando con las trabajadoras del “office center”, desde donde hay acceso a internet, fotocopiadoras, estudio fotográfico y locutorio. La otra opción, cuando no hablan, es ver la televisión de plasma, especialmente cuando echan series chinas o norcoreanas. Nada que ver con ese estereotipo de trabajador robótico que el imperialismo afirma que existe en Corea y que, en realidad, es el que el propio capitalismo desea en sus propios países.

En la planta 3 hay, además, una librería y otra cafetería, decorada con árboles de navidad y otros elementos extraños. En este caso, las camareras simplemente son de otro mundo. Son los seres más felices del mundo, se ríen y vacilan a todos los clientes y nunca tienen cambio, por lo que recurren a todo tipo de estratagemas para conseguir que les dones la vuelta.

Finalmente, en el piso 44, hay un restaurante giratorio, desde el cual, las vistas de Pyongyang son espectaculares. El problema es el precio para turistas que cobran por las bebidas.

Cuando por fin conseguí mi Pokka, bajé al hall del hotel, desde donde me llevaron al Hotel Chongnyon, regentado por la Liga Juvenil Socialista “Kim Il Sung”. Toda su plantilla y la administración del hotel son miembros de la organización.

El hecho de que sea un hotel juvenil no quita que sea coreano, por lo que no nos llamemos a engaño: tiene 30 plantas, 465 habitaciones y, aunque más austero que el Hotel Koryo o el Yanggakdo, sus instalaciones son muy aceptables.

El Secretario de Relaciones Internacionales es un viejo conocido, que según me vio comenzó a abrazarme y a sonreír. En la reunión tuvimos la traducción simultánea de Perla, compañera de Kimsito. Tratamos algunas propuestas ambiciosas que trabajaremos y anunciaremos a su debido tiempo.

Tras la reunión, me invitaron a un banquete y a cerveza y vino. Fue una buena forma de terminar el día... ¡Mañana a Sariwon!


Juan Nogueira López


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5 de septiembre de 2010

Duodécima Crónica de “Un Viaje a Corea”, por Juan Nogueira

Duodécima Crónica de “Un Viaje a Corea”
- Undécimo día en Corea -

Juan Nogueira López
para el blog
“Corea Socialista”
(Descargar en PDF)

Los mosquitos tienen denominación de origen: pequeños, pero matones, la fiel encarnación de un coreano. Matones se traduce en que mi pierna derecha se ha convertido en un paisaje volcánico, con cráteres y cimas con pinta de estar cercanas a la erupción. Bueno, quizás exagero un poco. Nunca creí que fuese a decir esto, pero... echo de menos el amoniaco.

Esta mañana me he despedido del grupo de japoneses y de la profesora francesa. En realidad, les voy a volver a ver mañana, pero es que ellos tienen la suerte de coger un avión hoy hacia el noreste del país. Allá visitarán el Monte Paektu y todas las zonas donde luchó la guerrilla comunista, incluyendo antiguos campamentos que hoy creo que están restaurados e incluso la choza en la que nació Kim Jong Il, hijo de dos guerrilleros.

Después, me he arreglado y he preparado la mochila para ir a Nampo, en la costa occidental. El plan es ir a la playa, así que he metido el bañador en la mochila, aunque me he dejado la toalla, ya que conmigo nunca nada puede salir del todo bien.

Cuando he bajado, aún faltaban cinco minutos para la hora a la que había quedado con Kimsita y Kimsito. ¡Novedad! ¡Han llegado 10 minutos tarde! Dos coreanos y un español... y llegan tarde los coreanos. ¡Nunca tal se vio!

En fin, cuando por fin salimos del Hotel Koryo me he dado cuenta de una cosa que todos estos días ya llevaba observando: cada vez hay más tráfico en Corea. No sé si realmente y de forma definitiva se están solucionando los problemas de escasez de petróleo, pero lo que sí es seguro es que este es el primer año en que veo proto-atascos de tráfico en Corea.

En Corea, a diferencia de China, los peatones son bastante respetuosos con las normas de tráfico. Pero, a similitud con China, los conductores y ciclistas tienen tentaciones suicidas en la carretera, por lo que el caos es costumbre. En Corea, cada vez hay más semáforos y la policía de tráfico hace un trabajo muy eficaz. Pero allá donde no hay ninguno de estos dos reguladores, se suelen formar cruces inverosímiles y un concierto de cláxones.

En la autopista Pyongyang – Nampo, pude observar muchísimos camiones, más de un centenar. Constantemente están transportando materias primas y materiales. Un 90% de los mismos son del mismo modelo, no demasiado grande, alto y rojo. Según Kimsito, probablemente es importado de China, aunque yo no descarto que sea un modelo de producción local.

También se dejan ver bastantes tractores; éstos sí, modernos y de producción coreana. ¡Buenas noticias!

Nuestra primera parada fue a unos 15-20 Km. de Nampo, la Acería de Kangson. Más que una fábrica, parece una villa entera, ya que es enorme y para entrar hay que pasar un arco. Cuenta con un museo histórico, comedores, equipo artístico, zonas de recreo e incluso un pequeño parquecito. Por supuesto, cuenta con numerosos talleres, cada uno de los cuales cuenta con 6 hornos eléctricos. Da empleo a 12'000 metalúrgicos.

Esta fábrica ya existía bajo el régimen colonial japonés, aunque entonces era parte de la Mitsubishi y tenía un tercio del tamaño actual. Los coreanos no podían acceder entonces a empleos técnicos. Con la derrota y retirada japonesa, los dueños quemaron los papeles técnicos, inutilizaron las máquinas y se llevaron el dinero a la metrópolis.

Cinco años después, durante la Guerra de Corea, la Acería sufrió una destrucción casi total. A pesar de ello, ha sido reconstruida y hoy es uno de los principales centros de producción siderúrgica de Corea. La producción de acero se realiza de forma “jucheana”, es decir, con métodos y materiales coreanos y ya no sufre los problemas de la década de los 90 de interrupción del suministro eléctrico.

Esta empresa se hizo famosa porque en ella comenzó el movimiento Chollima. Chollima es un caballo alado, capaz de recorrer en un día lo que una persona normal tardaría mil días en recorrer. Es un héroe mítico de la cultura coreana. Chollima es utilizado por la dirección revolucionaria de Corea en 1956 como metáfora de lo que el país necesita: avanzar cada día lo que cada país avanza en mil.

En Corea, la línea de crear una economía autosuficiente es la dominante desde diciembre de 1956. Sin ayuda técnica de la Unión Soviética y otros países socialistas, Corea recurre a sus propias fuerzas y es a partir de este momento cuando el Partido del Trabajo de Corea decide apelar únicamente a su propia clase obrera.

Kim Il Sung se pone a la cabeza de este proyecto y visita la Siderúrgica de Kangson. Allí se reunió con los obreros y explica la situación política y económica del país. La consigna es cambiar todo lo que debiese ser cambiado, crear nuevas normas, participar, innovar, sentirse dueños del destino de la fábrica y del país.

A esta visita, siguieron otras muchas a los centros productivos más importantes del país. Estas visitas se convertirían en una constante del tipo de liderazgo norcoreano a todos los niveles y siguen practicándose hoy (por ejemplo, Kim Jong Il hizo en 2009 más de 200 visitas a importantes centros del país).

Ante el éxito impresionante de las visitas, la prensa comenzó a publicitarlo y a llamar a todos los obreros del país a seguir el ejemplo y, en junio de 1958, la Asamblea Popular Suprema lanzó el movimiento de masas Chollima. El movimiento Chollima combina planificación y entusiasmo consciente, es participación e innovación dirigida hacia un objetivo estratégico. Chollima no ofrece incentivos materiales, sino políticos.

El objetivo de esos años era una mayor autosuficiencia a través del desarrollo de la industria pesada, base del resto de sectores de la economía. La producción de maquinaria industrial, aspecto central de la industrialización, pasó de un 1'6% del PIB al 21'3%. También se multiplicó la producción de metal. La producción industrial creció a un ritmo del 44% cada año durante los cinco años del Plan Quinquenal, un crecimiento incluso superior al que Corea tuvo cuando su economía recibía ayudas del campo socialista.

Por todo esto, en pleno Pyongyang se construyó una estatua a Chollima, en homenaje a lo que se convirtió en “línea general de la construcción del socialismo en Corea”. Un trabajador aparece sentado sobre un caballo alado, sosteniendo un libro, que representan las ideas revolucionarias. La Siderúrgica de Kangson, donde nació el movimiento, fue renombrada como Acería Chollima, nombre que recibe actualmente.

Cuando terminamos la visita tomamos de nuevo la autopista. Una cosa curiosa es que en la autopista había decenas de miles de personas a lo largo de kilómetros y kilómetros. Eran personas de pueblos cercanos que durante las épocas donde la cosecha no requiere trabajo, se les moviliza para reparar carreteras y otras tareas. En el caso de la autopista, era curioso ver a semejante cantidad de personas en plena vía, mientras los coches, camiones y autobuses circulaban.

Supongo que lo de confiar en las masas va en este sentido, aunque un trabajo algo más profesional tampoco vendría mal, dados los pequeños boquetes que hay en algunas zonas de las carreteras. En cualquier caso, se veía a la gente feliz. La mayoría trabajaban mientras hablaban, algunos descansaban fumándose un cigarrillo y otros trabajaban mientras escuchaban música. Los más aplicados eran los soldados del Ejército Popular y las mujeres.

Llegamos a Nampo poco después. La verdad es que la anterior vez que hablé de Nampo me quedé corto. La mejora de la ciudad es evidente y muy positiva. Prácticamente, no hay edificio que no haya sido pintado de nuevo o recibido reformas. Esto es una novedad importante ya que la ciudad ha pasado de ser blanca a ser azul, rosada, verdosa y de otros colores. La mayoría de edificios tiene dos colores.

Las ventanas también parecen arregladas y las calles están limpias. Hay cafeterías y tiendas en abundancia. En este caso, sí que creo que es casi una segunda Pyongyang. Quizás es el cambio de perspectiva de ver la ciudad con lluvia -en el caso anterior- y en una mañana soleada.

Fuimos a ver la esclusa marítima de Nampo. El río de Taedong, que a su paso por Pyongyang tiene casi 1 kilómetro de anchura, desemboca en Nampo, con 8 kilómetros de abertura. Esto produjo que históricamente, el enorme caudal del río fuese completamente inútil para irrigar los campos de las provincias de Pyongan del Sur y Hanghae del Norte, ya que las mareas subían y mezclaban el agua salada con la dulce del Taedong.

Los norcoreanos se propusieron en 1981 darle solución definitiva a un problema milenario: el reto era construir el mayor dique marino del mundo. En cinco años, con sus propios recursos, tecnología y esfuerzos -como bien me recordaron- construyeron una enorme esclusa que cierra la desembocadura del río.

El dique tiene 36 represas para dar salida al agua del río cada 12 horas, así como 3 zonas de paso para barcos de gran tamaño un zona especial de paso para 10 especies de peces que ponen sus huevos en el curso superior del río.

El dique tiene en su parte superior vías férreas y una carretera de dos carriles, que permiten ahorrar mucho tiempo en el paso entre las dos provincias que separa el río Taedong.

A unos 100 metros de la esclusa, hay una islita que ha sido unida al dique y que es hoy una zona de playa. Unos 500 norcoreanos disfrutaban del resort, donde el mar estaba calmado y las aguas templadas. Había cafeterías, parking, vestuarios, duchas, arena artificial, gente nadando, gente tocando música, otros bailando de forma animada,... En fin, lo normal en cualquier zona de sol y playa, aunque los occidentales prefieran imaginarse a los norcoreanos como seres robóticos adorando a su líder y preparando la invasión de la costa de California.

Mientras estaba en la playa me fijé en las camisetas de la gente. Es algo que me ha llamado ya antes la atención: los jóvenes norcoreanos tienen cada vez mayor tendencia a vestir como los occidentales. No es algo radical, pero sí que se dejan ver sudaderas con capucha, gorras, camisetas con palabras en inglés e incluso camisetas de fútbol. He visto del Manchester United, del Milan, del Ajax y del Real Madrid. Por cierto, la camiseta merengue era una falsificación: llevaba un gran 7 a la espalda y... “Rual”. ¡Más que de Concha Espina, esa camiseta tiene pinta de venir de Panyiayuan, en Beijing!

Me pegué un buen baño en la playa. Los norcoreanos fueron muy amigables, especialmente los mayores. Los jóvenes sonreían y me miraban sin creerse demasiado que hubiese occidentales en una zona alejada de la capital y donde ellos habitualmente van a divertirse.

Kimsita tuvo la genial idea de hacerme fotos mientras me metía en el agua y recordarme que aún tengo una operación bikini pendiente.

A la vuelta paramos en una fábrica cercana a la Acería Chollima. Es la fábrica de baldosas Taedonggang.

Está a orillas del río Taedong, como su nombre indica, y da empleo a 2000 trabajadores. Produce baldosas interiores, baldosas exteriores, azulejos, tejas y ladrillos. La producción de cada uno de estos materiales se hace en una planta diferente, por lo cuenta actualmente con cinco plantas dentro del mismo complejo.

Actualmente, están ampliando la fábrica para crear tres nuevas plantas, dedicadas a baldosas de tamaños grandes y de mármol artificial.

Abrió en 2007. Es muy grande y es de propiedad estatal, por supuesto. Con ella, se ha conseguido por fin cubrir toda la demanda norcoreana de materiales de construcción, problema que antes no estaba resuelto. Producen únicamente para la demanda interna, aunque empresas chinas y holandesas están solicitando sus productos. Por ahora, la respuesta ha sido negativa, dada la gran cantidad de proyectos de construcción que está llevando Corea del Norte. Por ejemplo, sólo para el nuevo barrio de Mansudae, la fábrica cubrió la producción de 700'000 baldosas.

La fábrica es reciente y muy moderna. Produce a partir de materiales y procesos creados en el propio país. La cantidad de maquinaria y tecnología es altísima y el ritmo de producción también. El trabajo que hacen los obreros es relajado y de supervisión, fundamentalmente, ya que todo está robotizado y mecanizado. La verdad es que es un ejemplo de productividad y eficiencia de la industria socialista.

Cuando volvimos al hotel, tuve una reunión con el subdirector de la Academia Coreana de Científicos Sociales, el cuál me preguntó fundamentalmente por la realidad de España y el trabajo que realizamos los Colectivos de Jóvenes Comunistas. Le interesaba conocer también el grado de represión que aplica el Estado contra los comunistas y cómo lleva mi familia mi militancia política. ¡Tranquila mamá, que no dije que lo llevaras bien!

Por la noche, no estaban en el comedor la profesora francesa ni tampoco el grupo de japoneses. Sí estaban otro grupo de unos 30 japoneses, varios norteamericanos y cuatro chinos. Al único que se escuchaba era a uno de los chinos, que era especialmente ruidoso. Esto contrastaba con el mutismo y la corrección japonesa. Dicen que es el pueblo más ruidoso, junto a españoles e italianos... ¡Quién lo diría!

El grupo de norteamericanos me invitó a cenar con ellos. Además de George, hay dos familias. Una de ellas, natural de Alabama, está sintiéndose muy a gusto en Corea y muy desengañados con la propaganda imperialista y la cantidad de mitos falsos que circulan.

La otra familia está compuesta por una mujer norteamericana y un hombre coreano residente en Missisippi. No hemos hablado sobre sus impresiones acerca de Corea, aunque tienen una fuerte creencia religiosa. Según me explicaron, vienen a Corea en lo que ellos consideran un viaje altruista con los niños de Corea. No me detallaron más en qué consiste esa misión, así que no tengo capacidad de hacer ninguna valoración.

En fin, ¡mañana más!

Juan Nogueira López


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4 de septiembre de 2010

Undécima Crónica de “Un viaje a Corea”, por Juan Nogueira

Undécima Crónica de “Un viaje a Corea”
- Décimo día en Corea -

Juan Nogueira López
para el blog
“Corea Socialista”
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Los mosquitos se están cebando conmigo. Es una pena que chupen sangre y no grasilla, sino ya tenía solucionada la operación bikini para varios años... ¡pero no! ¡Lo que tengo son picaduras rojas enormes en brazos y piernas! La verdad es que es la primera vez que me pasa. En mis anteriores visitas no había tenido esta clase de problemas y, por eso, para este viaje no me traje botiquín anti-insectos... ¡Mala decisión!

En fin, al desayuno comenzaron las sorpresas. Esta vez no fue la fritanga, sino la profesora francesa. Hoy se ha retractado de todo lo que dijo antes de ayer. Me dijo que había estado dando un paseo largo por varias zonas de la ciudad durante todo el día de ayer y que, además, había tenido la ocasión de visitar varias fábricas. En sus paseos, tanto como en las fábricas, ha visto mucho mejor la situación que en sus anteriores visitas. Destaca además que no hay inversión extranjera de por medio, sino mucho esfuerzo, organización y audacia con las propias fuerzas socialistas del país. Por eso, ahora sí cree que el país esté por la ruta correcta.

Para mí, este tipo de cambios son desconcertantes. Tras tantas visitas, creo que debería tener ya una visión formada sobre cómo es el país. En realidad, no estoy enfadado con ella ni le tengo una especial manía, pero en ciertas actitudes suyas veo reflejado los complejos y debilidades más habituales de la izquierda europea. Probablemente lo hace con la mejor de sus intenciones, pero al menos me sirve para sacar a colación este tema, en el que no voy a valorar a la profesora sino a parte de la izquierda.

Creo que otro de los grandes fallos de la izquierda es su escasa capacidad de compromiso y confianza en los procesos revolucionarios. Ser revolucionario cuando se habla de “frías estadísticas” sobre Educación o Sanidad en Cuba o Corea, es relativamente fácil. Con las estadísticas en la mano, puede ser solidario y reconocer los méritos de una revolución socialista cualquier persona con un mínimo de objetividad. Es decir, “para lo bueno”, no es necesario ser revolucionario, simplemente saber reconocer que el número de graduados universitarios o médicos por habitante son muy elevados para un país con semejantes recursos económicos.

Ahora bien, el internacionalismo que debemos tener los comunistas es otra cosa bien distinta. Es considerar que en cada país la organización revolucionaria y su pueblo son quienes mejor conocen su realidad y quienes son soberanos para tomar decisiones en torno a ella. Es un compromiso abstracto, es decir, no es ir mirando cada una de las medidas concretas de ese gobierno o partido para ver si estamos de acuerdo -y por ende, somos solidarios- o no. Es considerar que sus luchas y sus victorias fortalecen la causa mundial del proletariado contra la burguesía.

Y precisamente por eso, cuando verdaderamente se demuestra quién es solidario y practica el internacionalismo es en los momentos difíciles y cuando el imperialismo lanza una ofensiva contra ese proceso revolucionario. Por ejemplo, en el caso de los tres últimos ejecutados en Cuba o de la muerte del delincuente común Orlando Zapata, aquellos más débiles dentro de la solidaridad o aquellos que realmente no son solidarios, flojearon. En el mejor de los casos, comenzaron con el discurso llorica del “yo soy un defensor crítico de la Revolución...”.

¡Pues no, señores! Cuando realmente se ponen las cartas boca arriba encima de la mesa es en esos momentos, cuando más difícil es estar junto a la Revolución.

Con Corea, es bastante habitual esto. Gente que duda, gente que hoy sí - mañana no, gente que critica sin conocer,... etc. Bien, ¡ojala no sea ese nunca mi caso!

En cualquier caso, si algo le agradezco a la profesora francesa, es que ahora confirmo mis impresiones: ¡Corea va!

A las nueve tuve coloquio, esta vez con una profesora: la camarada Mun. Es doctora en Filosofía, miembro de la Unión Democrática de Mujeres y, aunque no sé hasta qué punto, es un cuadro del Partido del Trabajo de Corea. Es una mujer segura de sí misma y de buen nivel teórico.

Mun me explicó dos temas. El primero de ellos fue sobre el proceso de reunificación de Corea y el segundo sobre el papel de la mujer en la Revolución Socialista.

Sobre la reunificación, Corea del Norte ve un problema de partida: mientras que el Norte tiene soberanía para decidir sobre su futuro, en el Sur existe una dependencia política hacia Washington. A Estados Unidos no le interesa un proceso de reunificación pacífica de Corea, ya que eso quitaría cualquier legitimidad a su presencia en la zona.

Por lo tanto, desde 1972, Corea lleva como preámbulo de cualquier propuesta tres principios básicos, entre los cuales está el de que “la reunificación de Corea es un asunto coreano que debe ser resuelto por coreanos”. Ante esta formulación, Corea del Sur siempre duda. Durante los gobiernos social-demócratas liberales hasta 2007, estuvieron de acuerdo, así como durante un periodo en 1972. Esto, en cualquier caso, significa la retirada de las tropas norteamericanas como condición para que se dé el proceso, como es natural.

La propuesta norcoreana es la confederalidad: una república con un gobierno coreano y dos gobiernos autónomos, el del norte y el del sur.

El gobierno central estaría compuesto por la mitad de representantes del norte y la otra mitad del sur. Tendría funciones de representación exterior, comercio exterior,... etc. No estaría alineado con ninguna potencia, tendría como misión fundamental potenciar las relaciones entre los coreanos y tendría la prohibición constitucional de entrar en ningún conflicto bélico exterior.

Los gobiernos regionales -Norte y Sur- mantendrían los sistemas sociales y políticos que existen actualmente en cada una de las dos zonas, pero comenzarían la cooperación a todos los niveles y darían libertad de movimientos a los coreanos dentro de Corea. Además, cada uno tendría a su disposición su policía y ejército, pero con el mismo número de soldados que la otra parte.

Esto sería un régimen transitorio que terminaría con la división de Corea y que tendría que tender hacia unas elecciones generales o constituyentes en las que se determinase el futuro de Corea.

Es decir, los norcoreanos están dispuestos a arriesgar y poner toda la carne en el asador por la reunificación. Eso sí, en el fondo tienen la convicción de que el Sur está engañado sobre el sistema del norte y que en cuanto conozcan la realidad y sepan que determinadas situaciones se dan únicamente por el bloqueo y las amenazas militares, pronto ellos también construirán el socialismo.

Por otro lado, sobre la mujer, la teorización fue un tanto desconcertante. Me plantearon toda una serie de cuestiones muy razonables. Por ejemplo, me dijeron que en la Corea feudal y colonial existían leyes que discriminaban a la mujer, así como una moral opresiva.

Por eso, una de las primeras medidas que la Revolución adoptó en Corea del Norte fue la Ley de Igualdad de Sexos, en 1946. Aquí se recogían los derechos al divorcio y al aborto, la equiparación salarial, la baja maternal, el acceso a la enseñanza,... etc.

Sin embargo, sólo a través de leyes no se cambia la sociedad. Por eso, una de las cuestiones más importantes fue el trabajo por dos vías: por un lado, tratar de modificar el papel y posición de la mujer a nivel social -tanto dándole acceso al empleo y a puestos de dirección, como participación política y social, especialmente con la Unión Democrática de Mujeres-; por otro lado, mediante campañas para concienciar tanto a las mujeres como a los hombres de la igualdad.

Me han dicho que aún no están satisfechas con el trabajo logrado y que quieren seguir peleando sobre todo en el ámbito de la concienciación.

Hasta aquí todo bien y de acuerdo. Sin embargo, luego me empezó a explicar que por su naturaleza, hay empleos y ocupaciones más propias de la mujer y otras más propias del hombre. En realidad, esto es cierto: hay trabajos que requieren una enorme fuerza física y que no son apropiados para personas sin esa fuerza, ya sean mujeres u hombres que no alcancen ese nivel muscular. Sin embargo, ese tipo de formulaciones sobre la diferencia natural de la mujer han sido utilizadas por ciertas corrientes machistas que se legitiman diciendo que lo que quieren es “proteger a las mujeres”.

Pues bien, en Corea existe una ley que dice que los trabajos más peligrosos y que supongan un riesgo grave para la salud, son exclusivamente para hombres. En realidad, ellas lo consideran una conquista, aunque a mí me surgen bastantes dudas.

Le pregunté sobre el trabajo doméstico y me dijo dos cosas que me parecieron contradictorias entre sí. Primero me argumentó que había tareas más propias de la mujer, cosa que no me gustó. Pero luego me dijo que, por supuesto, lo natural es repartir las tareas del hogar, pero teniendo en cuenta que va a ver cosas en las que la mujer esté más predispuesta y otras a las que suela estar el hombre. Básicamente, que acostar al niño y cocinar es más bien cosa de la mujer y poner la mesa y limpiar del hombre. Sin embargo, su argumento fundamental fue que el Estado ponía a disposición de las familias muchos servicios públicos para reducir la carga de trabajo doméstico y ayudar a la emancipación de la mujer, como lavanderías, casas cuna y guarderías -donde existe el régimen de semi-internado para las familias que lo requieran- y otros.

En mi opinión, han caminado bastante, hasta un punto bastante por encima del feminismo institucional de Occidente y su sistema de cuotas. Pero no nos engañemos, aún quedan cosas por hacer, lo cual es normal en una Revolución que arrancó en pleno feudalismo.

Por la tarde teníamos visitas a dos universidades: la Universidad de Lenguas Extranjeras y la Universidad Kim Il Sung. Ambas universidades están en los límites de la capital, así que el trayecto fue largo.

De camino, me fijé que en Pyongyang han comenzado ya a sustituir los viejos autobuses urbanos por los nuevos, también de fabricación nacional. Del nuevo autobús había visto fotografías, cuando aún era sólo un prototipo. La verdad es que se parece a los autobuses urbanos de Beijing y no me extrañaría que el plagiador por excelencia de este mundo -China- estuviese probando su propia medicina.

En cualquier caso, los autobuses son eléctricos, se producen en Corea sin haber comprado la licencia a nadie y llevan orgullosamente en sus laterales letras coreanas.

En fin. La Universidad de Lenguas Extranjeras es de tamaño medio. Se fundó en 1949 y en plena guerra dio casi 300 licenciados. Comenzó enseñando ruso, chino e inglés, pero a día de hoy enseñan 27 lenguas, incluyendo vietnamita, jemer, alemán o italiano.

El castellano lo incorporaron en 1962, poco después de la Revolución Cubana. Sin embargo, ya no hay profesores cubanos en la universidad, ya que los coreanos piensan que “hablan mal el castellano, no vocalizan”.

La guía por la universidad me explicó todo en un perfecto castellano. Alumnos y profesores se esfuerzan por pronunciar las “c” sin sesear. Su palabra favorita para practicar la diferencia es “Revolución”. Kimsita afirma que insisten tanto en esto que su pareja, ya licenciado, ha acabado por pronunciar el coreano con dejes madrileños.

Al rato, me invitaron a una clase donde los alumnos estaban analizando un texto y reproduciendo sus contenidos de forma oral y espontánea. Según me explicaron, la prioridad absoluta en Corea es que los alumnos sepan hablar y mantener una conversación oral y no que hagan ejercicios de gramática.

Me quedé sorprendido por el altísimo nivel de los alumnos. Apenas tenían acento y hablaban con una fluidez impropia de una persona de 18 años. No tenían errores de concordancia ni con los tiempos verbales.

Esto no es casual. Que en Corea exista un sistema público y gratuito no quiere decir -más bien al contrario- que no haya una búsqueda de talentos. En Corea existe un sistema bastante similar al de la antigua República Democrática Alemana, por el cual se buscan habilidades especiales en los alumnos desde que son muy pequeños y se les ofrece a sus familias que estudien en centros especializados. Las especializaciones van desde los deportes, a la música, el arte, las lenguas, niños superdotados o incluso el circo.

El resultado es que en muchos aspectos, en Corea existe un elitismo educativo, aunque mejor entendido que en Occidente. En Occidente, elitismo quiere decir que las familias adineradas envían a sus hijos a colegios de élite. En Corea, quiere decir que a cada persona se le permite desarrollar sus talentos y se le da una preparación acorde con su capacidad.

En cualquier caso, la Universidad admite alumnos procedentes de las escuelas secundarias, así como de las especializadas.

La clase giraba en torno a Latinoamérica y sólo se hablaba en castellano. Al principio, explicaron la política expansionista de los imperios europeos, pasando por la Guerra de Independencia de Estados Unidos y pasando, finalmente, al tema preferido de los coreanos: la expansión imperialista estadounidense, desde las 13 colonias a los más de 50 estados.

El problema es que a mí no me querían de simple observador, sino que, pasado un rato, decidieron que había llegado el momento de escuchar una voz nativa y me pidieron que me presentara a la clase. La verdad es que este tipo de situaciones siempre me resultaron algo difíciles. Les dije: “¿Sabéis lo que significa vergüenza? Pues así me siento yo ahora.” Todos se rieron, quizás porque para ellos también era una situación rara. Eso hizo que se rompiera el hielo.

A partir de ahí, les expliqué quién era, la organización a la que pertenezco y qué hago en Corea. Y, por supuesto, ahí comenzaron las preguntas. Todas giraron en torno a la política. Según el director de la Universidad, que nos acompañaba, a los estudiantes también les interesaba saber cómo se había vivido en España el triunfo en el Mundial, pero como el tiempo no sobraba, se centraron en lo que más les importa.

El director es canoso y mayor, pero muy activo y agradable. Tiene acento cubano, pero según me dijo, nunca ha estado allá. Conoce a la perfección la geografía española y me estuvo preguntando por mis estudios y la zona en la que vivo. En cuanto le dije que era asturiano, me respondió “ah, ahora ya entiendo todo. Asturias tiene tradición de izquierda revolucionaria y por eso has acabado tú aquí, ¿verdad? Yo he leído bastante sobre Asturias en la República y la Revolución de Octubre del 34.”

Cuando te dicen eso en un país a miles y miles de kilómetros de distancia, realmente se te pone la piel de gallina. ¡Qué formación y qué cuadros tiene este país!

La última visita del día fue a la Universidad Kim Il Sung. Fue la primera universidad de la historia de Corea y a día de hoy es un enorme centro, cuyo campus es una ciudad dentro de la ciudad. Cuenta con doce facultades, 2500 profesores y 12'000 alumnos.

Las instalaciones son espectaculares, mucho mejores que las de cualquier universidad que yo conozca en España.

Toda la enseñanza en Corea es pública y gratuita, incluyendo todos los tramos de la educación, la educación para adultos, a distancia, nocturna, los cursos de idiomas, la modalidad de combinar estudios y trabajo, las actividades extraescolares y las actividades socio-políticas de los estudiantes. Los uniformes están subvencionados -son casi gratuitos- y cada cierto tiempo se regalan directamente. Los libros de texto son gratuitos.

La Universidad Kim Il Sung no es una excepción en este sentido. El primer edificio se construyó en medio de un arduo debate en el Partido del Trabajo de Corea, en 1945. Un sector opinaba que no existían condiciones para crear una universidad, ya que había en el país sólo 9 licenciados universitarios debido a la política de exclusión absoluta de Japón hacia los coreanos. No existían recursos ni profesores.

Sin embargo, el sector más audaz trató de crear la primera universidad a través de donaciones de dinero del pueblo y trabajo voluntario y traer de Corea del Sur y los países socialistas a los cuadros para ponerla en marcha.

El movimiento para crear la primera universidad alcanzó una escala nacional, con donaciones de todo tipo, incluyendo lo que pasó a la historia como el “arroz patriótico”: campesinos que acababan de recibir sus tierras con la reforma agraria y que donaban todo el excedente de cereales para la construcción de la Universidad Kim Il Sung.

Así se construyó el primer edificio de la universidad. El centro, construido con sudor y entusiasmo consciente, tuvo una corta vida: fue completamente destruido durante la guerra, ya que parece que los yanquis consideraron que un pueblo que decide escribir su propia historia y adquirir cultura es un peligro para la seguridad nacional del imperio.

El edificio se reconstruyó tras la guerra con el mismo diseño y hoy se ha transformado en una biblioteca digital. Tiene 5 plantas y un archivo de 20 millones de libros digitalizados. Cuenta con 1000 ordenadores de última generación y pantalla plana, conectados a través de red wifi, además de salas de lectura, salas de proyecciones con Power Point, una sala de conferencias y varias salas de seminarios. ¡Una pasada!

Visitamos también las piscinas de la universidad, que son de acceso gratuito, aunque existen turnos. Los sábados se admiten personas que no sean de la Universidad.

Hay una piscina de tamaño olímpico y, como en la del Palacio de los Niños y Estudiantes de Mangyongdae, tiene ascensor para subir a los trampolines, que tienen más de 5 metros de altura. La profundidad es de entre 1'8 y más de 2 metros.

Otra de las piscinas tenía toboganes y una profundidad de 90 centímetros y varias modalidades de hidromasajes.

Profesores y alumnos acuden de forma habitual tanto a la biblioteca digital como a la piscina. La verdad es que estuve tentado de decirle a la guía que me dejara darme un bañito.

¡No habrá que esperar mucho para bañarme, mañana voy a la playa de Nampo!


Juan Nogueira López



Si lo desea, puede descargar la crónica en PDF pulsando aquí.

Noticias de la RPD de Corea (3-8-2010)

Noticias del día 3 de septiembre del 2010:

3 de septiembre de 2010

Décima Crónica de “Un viaje a Corea”, por Juan Nogueira

Décima Crónica de “Un viaje a Corea”
- Noveno día en Corea -

Juan Nogueira López
para el blog
“Corea Socialista”
(Descargar en PDF)

15 de agosto, día de la liberación de Corea. Es domingo. Eso quiere decir que todo está cerrado hoy y, para encima, se ha proclamado día de luto nacional por los muertos en las inundaciones de China. Eso quiere decir que hoy no habrá ni Arirang ni velada de bailes de los estudiantes en la Plaza Kim Il Sung. ¡El día promete poco!

A las 8 bajo a desayunar, más tarde de lo habitual. El desayuno consiste hoy en un buffet, lo cual me ahorra disgustos aceitosos a primera hora. Los camareros van hoy con esmoquin blanco y pajarita negra. La mitad de las camareras viste también así, la otra mitad viste con un vestido tradicional rosa. Como siempre, son muy atentos, demasiado. En un día de buffet, lo lógico es que tuvieran menos trabajo de lo habitual. ¡Nada de eso! No tener que servir los platos les dejó tiempo libre para recoger aquello con lo que íbamos terminando con más rapidez y eficacia. ¡Insisto: Demasiada!

Resulta que yo había aprovechado el buffet para coger dos yogures. Obviamente, sólo cogí una cucharilla y un azucarero para los dos. Pues bien, en cuanto terminé el primero, empecé a preparar las tostadas. Entre medias, ya me habían retirado la cucharilla y el azucarero. Eso sí, con una gran sonrisa en la boca. Para que cualquiera se haga una idea del tipo de atención que te brindan en Corea.

La gente que está por el hotel es de lo más variopinta. En España la gente suele verme como bicho raro por hacer viajes a Corea y defender esta realidad socialista. Pues bien, al lado de mucha de la gente que se acerca el país, yo soy el perfecto ejemplo de normalidad.

Pero no voy a criticar personas. Hace unos días llegó un nuevo grupo de japoneses, alrededor de 20. También hay un gran número de chinos y unos 6 norteamericanos. Son las nacionalidades más repetidas.

El grupo de jóvenes japoneses sigue sorprendiéndome. No sólo por su ropa, sino por esa forma de ser tan correcta y tan oriental que tienen. Una de ellas, me dijo el otro día que estaba emocionada. Le pregunté el motivo y me respondió que era porque iba a visitar el Palacio Memorial de Kumsusan, donde están los restos de Kim Il Sung. Sorprendido, le pregunté si era la primera vez que tenía ocasión de visitar el palacio. Ella me dijo que no, que era la tercera pero que... siempre se emocionaba cuando iba.

Supongo que en Occidente nos cuesta mucho entender este tipo de sentimientos, pero para la gente de culturas asiáticas, es algo más común. En Occidente, incluso en la literatura, ya no nos creemos al héroe, al personaje virtuoso que lucha abnegadamente por un fin y lo consigue. Lo consideramos propio de relatos antiguos o para niños pequeños. Nos refugiamos en la comedia o el drama cotidiano o en relatos épicos, pero siempre que el protagonista se vea arrastrado hacia su lucha, no porque él busque la gloria.

No tengo la capacidad de desentrañar por qué nos hemos vuelto desengañados e incrédulos, pero supongo que tiene bastante que ver con el tipo de sociedad en la que vivimos, en la que quienes nos hablan en términos épicos y de lucha entre el bien y el mal son “héroes” como George W. Bush. ¡Así, es normal!

De igual forma, en Occidente hemos enterrado cualquier criterio de moralidad. Incluso la propia palabra nos suena anacrónica y religiosa. Supongo que el nefasto papel de la Iglesia Católica tiene bastante que ver con ello, pero el vacío moral dejado por la religión tras el fin del franquismo, no ha sido rellenado por ninguna moral colectiva y socialmente aceptada. Más bien existen criterios morales relativistas, no formulados y asumidos de forma individual. Es decir, cada uno forja sus propios principios y normas, de forma que, en la práctica, todos hacemos lo que nos da la gana. ¡O creemos hacerlo! Porque nuestras decisiones, lejos de ser libres, siempre tienen una inclinación a hacer aquello que el sistema actualmente existente quiere que hagas: consumir.
Si queremos construir una sociedad diferente, ésta tendrá que partir de hombres y mujeres que luchen por construirla. Y eso implica formas de pensar, de comportarnos y relacionarnos diferentes. Es decir, en definitiva, una nueva moral progresista, que nos haga avanzar. Tendrá que ser una moral adecuada a la clase sobre la que se basará la nueva sociedad. Lo que en el pasado autores como el Che Guevara llamaron la moral comunista del hombre y la mujer nueva.

Pues bien, a su manera y se esté de acuerdo o no, en Corea, además de tener un héroe, un relato épico de lucha del bien -el socialismo, el pueblo, el líder- contra el mal -el imperialismo, los capitalistas, los enemigos de la patria-, también tienen una moral diferente y socialmente aceptada.

Por la mañana, mientras daba un paseo por los alrededores del hotel, pude verlo con mis propios ojos. En el día de la Liberación, en que no abren colegios ni centros de trabajo, decenas de miles de personas habían sido movilizadas desde por la mañana para embellecer la ciudad. Los sindicatos, los pioneros, la Asociación Democrática de Mujeres y otras organizaciones de masas, habían convocado a sus miembros -con un sonoro éxito, por cierto- a cortar el césped, arreglar las plantas y flores, limpiar las señales de tráfico, pintar paredes,... etc.

Después de explorar los alrededores del Hotel Koryo, fui en coche a ver zonas de ocio y esparcimiento de Pyongyang. Algunas de ellas fueron el Gran Palacio de Pyongyang, el parque y fuentes de alrededor del Gran Palacio de Estudios del Pueblo, los alrededores del río Taedong -si no fuera porque ninguno somos expertos en remar, hubiésemos subido a una barca, como hacen muchos ciudadanos de Pyongyang- y la Puerta Taedong, antigua entrada a la capital a través de sus murallas y uno de las pocas cosas que quedó en pie tras la barbarie yanqui.

Todo de lo más normal: gente estudiando, jóvenes y mayores leyendo, familias paseando a sus pequeños, parejas tomando un helado mirando al río Taedong. Sé que mi hermano se sentirá decepcionado, pero aquí las parejas toman sólo helados, no paninis. Aunque, todo hay que decirlo, la comida italiana tiene cierto tirón en Corea: hay dos restaurantes italianos en Pyongyang y uno “europeo” y en los hoteles no es raro que te sirvan espaguetis o macarrones.

Por la tarde, estuve tomando un café Pokka con Kimsita. Estuvimos hablando de varios temas, aunque el más espinoso fue sin duda el de la alimentación en Corea. Me estuvo explicando que existe una cartilla de abastecimiento, que son alimentos a precios casi gratuitos que el Estado asigna a cada persona, en función de una serie de condiciones (edad, dureza del trabajo desempeñado, embarazo,...). Además, en toda tienda, cualquier persona puede adquirir más alimentos a precios no subvencionados.

Kimsita me aseguró que en Corea no existen problemas de hambre, pero dice que la situación alimenticia tiene que mejorar, porque el nivel actual de comida disponible para cada familia es algo austero.

Mientras tomábamos el café, las camareras subieron el volumen de la televisión. Estaba comenzando el concierto en el Teatro Mansudae, en honor al 65º aniversario de la Liberación del país.

La sorpresa fue ver muchas caras conocidas entre los cantantes: un grupo de alrededor de 10 rusos que se alojaban en el Hotel Koryo eran, en realidad, músicos invitados al concierto. Según me informaron más adelante, ya han estado en otras ocasiones en Corea.

La música rusa, sin ninguna duda, apasiona a los coreanos, que aplauden, cantan, tararean y bailan con la mayoría de canciones, incluso con las folklóricas. El repertorio se compuso, fundamentalmente, de canciones de la época soviética, bien conocidas en Corea.

Junto a los artistas rusos había una amplia orquesta coreana y varios cantantes. El resultado fue simplemente espectacular.

En Corea no sólo gusta la música rusa, sino también la música clásica europea. He podido escuchar piezas de Mozart, Brahms, Strauss, Beethoven, Tchaikovsky y otros compositores, tocadas por conjuntos locales o emitidas por la radio.

La televisión se prodiga también en producciones extranjeras. Son frecuentes las series chinas en la televisión estatal, así como los documentales y películas rusas.

Una pregunta que bastante frecuentemente me hago es la de cuántos canales tiene en realidad la televisión norcoreana. Como mínimo, siempre está emitiendo uno. Pero según el día, emiten hasta dos más. En realidad, casi que mejor. Cuando no tienes nada que decir, mejor cállate y no rellenes con chorradas como “Sálvame” y otras delicatessen de la parrilla audiovisual española.

Hoy me encontré en Pyongyang a dos viejos conocidos.

El primero de ellos fue George, norteamericano, de algo más de 50 años y experto en medicina deportiva. Es su cuarta estancia en Pyongyang y lleva programas de cooperación con Corea en su especialidad.

Es una buena persona y bastante estoico. Esto último lo digo por las condiciones que tienen los estadounidenses que visitan Corea, con mayores controles y trámites. De hecho, su visado es de turista, a pesar de que se dedique a la cooperación. Eso implica que tiene mayores dificultades a la hora de llevar las gestiones y reuniones. Pero él persiste y sigue empeñado en ayudar a sus camaradas coreanos.

El segundo reencuentro fue con Alejandro Cao de Benós, con el que tengo estima y confianza. Es una de las personas más enérgicas y activas que conozco y su compromiso con Corea es total. Es agradable en el trato e inteligente.

Nos conocimos en mi primer viaje a la Península Coreana, en 2005. Desde entonces, nos hemos visto en numerosas ocasiones, ya sea en Pyongyang o en algún encuentro de solidaridad.

Esta vez, tuvimos la desgracia de que cuando llegó, me pilló destrozando dos culturas musicales al mismo tiempo, es decir, en el karaoke. Casi que le agradezco que me rescatara de esa pesadilla.

Alejandro y yo hablamos de nuestros viajes, mis por fin finalizados estudios, que he dejado el tabaco, proyectos en la solidaridad con Corea,... etc. ¡Un poco de todo! Especialmente, tratamos el encuentro de solidaridad con Corea que habrá en Barcelona el próximo 23 de octubre y al que estarán invitadas todas las personas solidarias en el Estado Español.

Fue agradable poder conversar con él, sobre todo en un día en que he hecho bastante poco. ¡Mañana sigue la crónica!


Juan Nogueira López


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